Esta tarde he asistido como todos los meses de este curso, al claustro virtual que celebro con el equipo de la Escuela Infantil Jarotines.
Con los equipos con los que trabajo siempre intento reunirme una vez al mes o cada dos meses para poner en común las actividades que se van a hacer, las dudas que han surgido del mes anterior y las propuestas que queremos presentar al grupo.
En cada centro se lleva a cabo de una manera diferente, siendo la coordinadora la que lleva la voz cantante y dirige, el equipo teniendo todo el peso o siendo yo, como asesora, quien organiza todo.
Lo importante de este momento es la reunión en sí. El pararse a reflexionar sobre nuestra práctica docente.
En las escuelas infantiles pasa que rara vez los equipos se reúnen, y las comunicaciones entre unos y otros suelen ser a través de frases cortas en los pasillos, momentos comunes en la entrada del centro o corriendo a la salida del trabajo.
En el último curso de formación que realicé me comentaron que esto pensaban que quedaba relegado a los colegios, y que las escuelas por falta de personal u horas, nunca encontraban momento.
Es cierto, que realizar los claustros supone un esfuerzo en la mayoría de los casos, ya que estos tienen que ser fuera de la jornada lectiva y normalmente del sueldo. Y las situaciones personales de cada uno nos llevan a hacer malabarismos para cuadrar a todo el personal.
Pero, también es una realidad que estos momentos crean en el personal mayor sensación de equipo, ya que, solamente aquí pueden actuar como tal y plantear las inquietudes o pensamientos acerca de su labor profesional. Dejando de la lado las sanas reuniones de «corrillo» solo para contar lo que se hizo el fin de semana o lo sucedido en el programa de televisión la noche anterior.
Este sentimiento de equipo nos da las ganas de realizar mayor riesgos en nuestras innovaciones, compartir materiales que cada uno pueda tener en casa y preparar tanto las actividades como las fiestas con el consenso y la seguridad de que todo el personal pondrá todo el esfuerzo en ello.
Es por lo tanto deber del equipo directivo conseguir que los centros tengan estas reuniones y esforzarse en conseguir que sus maestros vayan todos en la misma dirección, aportando su granito de arena para ser un centro único.